Uno de los edificios históricos más atractivos de la ciudad mediterránea es el edificio Carbonell, situado en la explanada de Alicante. Es un monumento civil que fue ordenado construir por el empresario textil Enrique Carbonell en 1925. La leyenda dice que el magnate llegó a la capital tras sufrir un incidente y fue a alojarse en un hotel próximo. Al ver sus ropas sucias y su aspecto descuidado, el recepcionista le denegó la estancia por pensar que no era un huésped digno. Fue entonces cuando Carbonell, como respuesta a este menosprecio, ordenó al arquitecto alicantino Juan Vidal crear un lujoso edificio que atrajera todas las miradas, de manera que el hotel quedara en segundo plano.
Otra de los grandes edificios históricamente relevantes de la ciudad es el ayuntamiento, que fue construido como palacio en el siglo XVIII y tiene un estilo barroco, con dos grandes columnas a los lados. Es punto de reunión para varios eventos; la primera hoguera en quemar (recordemos que la fiesta grande de la ciudad son las Hogueras de San Juan) es la de la plaza del ayuntamiento, durante las navidades se puede patinar en la pista de hielo que se instala en la plaza, el 31 de diciembre es el lugar de reunión para tomar las uvas… Una de las curiosidades es que a cada hora en punto, las campanas del palacio repican entonando el himno de la ciudad.
El mismo arquitecto de la casa Carbonell fue el encargado de construir el Mercado Central en 1921. Durante la Guerra Civil fue bombardeado por aviones pertenecientes al bando de sublevación. Este ataque se considera como uno de los peores de la guerra, dejando más de 300 muertos y multitud de heridos. Dentro del mercado aún permanece la sirena que no dio la alarma y la hora exacta a la que se produjo el ataque, el 25 de mayo de 1938. Sigue manteniendo las funciones de mercado de abastos y por la noche es punto de reunión para tomar copas por los alrededores.
Esther JG
